El día 16 de julio la Caseta Municipal de Torrecampo acogerá la representación de la obra de teatro de Lope de Vega La Gatomaquia. Se trata de una producción de las Universiades de Murcia y Puerto Rico, en el marco del programa del Ministerio de Cultura Huellas de la Barraca.
Hace setenta y siete años, a poco de instaurarse la II República en España, el poeta y dramaturgo Federico García Lorca se inventó La Barraca. ¿Qué era La Barraca?, se preguntaba la sociedad culta de la época. La Barraca era un grupo universitario. Un grupo teatral universitario que emplearía los períodos vacacionales para llevar obras del Siglo de Oro español a pueblos y ciudades necesitados de actividades escénicas.
El autor granadino tenía 33 años. Había dejado la universidad tiempo atrás, pero pensaba que la
regeneración del teatro español tendría que venir de actores y actrices no profesionales y de un sistema de producción que no tuviera nada que ver con el que todavía prevalecía en ese
primer tercio del siglo, cuya organización era más propia de los corrales de comedia que de la Edad de Plata que habitaban. La Barraca, bajo la dirección de García Lorca, perduró hasta la
guerra civil. El grupo dispuso de ocho programas cuyo repertorio
combinó de varias formas. Recorrió más de media España con un camión y un autobús,
llevando consigo absolutamente todo el atrezzo, iluminación y vestuario de sus montajes. Presentó sus espectáculos no sólo en medios rurales sino también en paraninfos universitarios.
Setenta y siete años después, el Ministerio de Cultura a través de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, no permanece ajeno a dicha efeméride. Son muchas cosas que
recordar: la propia figura de su creador, la aportación quesupuso para una cultura democrática, la recuperación de los clásicos del Siglo de Oro hasta hacerlos accesibles a todos los
públicos, su sistema de giras alternativo, el contacto con espectadores de todas las condiciones sociales, etc. etc. Demasiados argumentos para quedar impasibles. Por todas
estas razones el homenaje ha procurado insistir en los puntos fundamentales que García Lorca quiso para su Barraca: presencia de grupos universitarios, escenarios de todo tipo,
públicos de toda condición, textos del Siglo de Oro, giras equivalentes; en suma, todo lo que desde este siglo de la tecnología se puede aportar para recordar a un grupo de universitarios
que hacía comedias hace setenta y cinco años.
Hace setenta y siete años, a poco de instaurarse la II República en España, el poeta y dramaturgo Federico García Lorca se inventó La Barraca. ¿Qué era La Barraca?, se preguntaba la sociedad culta de la época. La Barraca era un grupo universitario. Un grupo teatral universitario que emplearía los períodos vacacionales para llevar obras del Siglo de Oro español a pueblos y ciudades necesitados de actividades escénicas.
El autor granadino tenía 33 años. Había dejado la universidad tiempo atrás, pero pensaba que la
regeneración del teatro español tendría que venir de actores y actrices no profesionales y de un sistema de producción que no tuviera nada que ver con el que todavía prevalecía en ese
primer tercio del siglo, cuya organización era más propia de los corrales de comedia que de la Edad de Plata que habitaban. La Barraca, bajo la dirección de García Lorca, perduró hasta la
guerra civil. El grupo dispuso de ocho programas cuyo repertorio
combinó de varias formas. Recorrió más de media España con un camión y un autobús,
llevando consigo absolutamente todo el atrezzo, iluminación y vestuario de sus montajes. Presentó sus espectáculos no sólo en medios rurales sino también en paraninfos universitarios.
Setenta y siete años después, el Ministerio de Cultura a través de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, no permanece ajeno a dicha efeméride. Son muchas cosas que
recordar: la propia figura de su creador, la aportación quesupuso para una cultura democrática, la recuperación de los clásicos del Siglo de Oro hasta hacerlos accesibles a todos los
públicos, su sistema de giras alternativo, el contacto con espectadores de todas las condiciones sociales, etc. etc. Demasiados argumentos para quedar impasibles. Por todas
estas razones el homenaje ha procurado insistir en los puntos fundamentales que García Lorca quiso para su Barraca: presencia de grupos universitarios, escenarios de todo tipo,
públicos de toda condición, textos del Siglo de Oro, giras equivalentes; en suma, todo lo que desde este siglo de la tecnología se puede aportar para recordar a un grupo de universitarios
que hacía comedias hace setenta y cinco años.
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