Durante estos días una de las conversaciones más frecuentes entre los torrecampeños es la referente a ¿dónde vais a hacer las gachas? Costumbre,la del nombre,que ha permanecido fiel en el calendario festivo de Torrecampo.
La celebración actual nada tiene que ver con el origen de la costumbre en cuestión. Antiguamente , durante toda la noche del día de Todos los Santos a la mañana del Día de los Fieles Difuntos, los sacristanes de Torrecampo permanecían ininterrumpidamente doblando las campanas en señal de duelo colectivo. Lo normal por la fecha era que las temperaturas fueran frescas y el frío calase en la calle, y mucho más en el interior del templo. Para aliviar el trabajo de los campaneros, las familias llevaban a los tañedores platos de gachas calientes con su buen chorreón de anís y los tostones de pan. Por la tarde se reunían en la casa de algún familiar o vecino para preparar el típico plato.
Después de llevar el plato de gachas, bien entrada la noche, la visita al cementerio a revisar si el farol o vela permanecían encendidos era casi una obligación.
En la actualidad la fiesta de las gachas se ha convertido en un guateque en toda regla, una ocasión para reunir a toda la pandilla y pasar una noche muy agradable, noche en la que salía más de una parejita de novios. Si bien las gachas son difíciles de encontrar en esta fiesta, la costumbre de la visita al cementerio de madrugada pertura inalterable hasta nuestros días.
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