Durante varias décadas, ha sido costumbre en Torrecampo, representar belenes vivientes organizados por grupos de padres, catequistas, colegio, asociaciones,... . Dichas representaciones se hacían en lugares como las llamadas "escuelas viejas", Ermita de Jesús o en cocheras y enramadas particulares.
Gracias a una madre organizadora de uno de estos belenes, hemos podido recuperar el que quizá fuese el último en llevarse a cabo de la manera anteriormente descrita, en el año 2002.
De estos "pequeños grandes belenes" me surgió la idea, también entre un grupo de amigos, de realizar el Belén Viviente de Torrecampo tal como hoy lo conocemos, y que fundamenta su éxito en la amplia participación ciudadana.
Vaya desde aquí mi particular agradecimiento y reconocimiento a todas aquellas personas que han mantenido el espíritu participativo torrecampeño y han sembrado la semilla en las generaciones posteriores y que día tras día, año tras año, mantienen vivo nuestro pueblo, conscientes como somos, que la voluntad del pueblo es el espejo en el que mirarse y la fuente que nos mantiene unidos a nuestras raíces.
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