Procesión bajo abrigos alrededor del Santuario
¡Virgen de Veredas! ¡La que estaba cayendo!
Colas para entrar a la ermita.
¿Dejará de llover o nos comemos la tortilla en casa?
Entrar en la ermita: misión imposible.
Desde 1988 no se había celebrado la misa dentro del Santuario.
Banderas y estandarte ya están en la calle.
Preocupación en la cara del Hermano Mayor.
Veredas,
Blanca Paloma,
el día Primero de Mayo,
a ver a su pueblo se asoma.
Comienza la procesión.
Comitiva oficial de sacerdotes, Hermandad y autoridades.
La multitud arropando a la Virgen de Veredas.
Bailando a la Virgen antes de su regreso al Santuario.
Terminada la procesión, continúan las colas para entrar a la ermita.
A doble fila.
Gran ambiente durante todo el día.
La manta de viaje.
Guadamora, inseparable de la Fiesta.
A la caza de renacuajos.
Veredas eternas.
Rosas blancas sobre las rocas.
La plancha: visita obligada.
Descanso en la Cruz Chiquita.
Donde se quiebra la luna.
Promesas y alabanzas a la Virgen de Veredas.
La Virgen Coronada del Valle de los Pedroches.
Luz en la oscuridad.
Patrona de Torrecampo.
Promesas y esperanzas.
Rayo de Luz que ilumina nuestras vidas.
Tirando de la campana.
Días de feria.
Buen tino.
Tres palos para romper un cántaro.
Tirachinas
Carrera de cintas
a moto
y a caballo.
Cumpliendo la tradición, el último día, a comprar turrón.
Estampa de feria.
Ilusión de los más pequeños.
Ambiente de lujo con la Banda Sureña.
y Planeta 80.
El Primero de Mayo no amaneció precisamente con un claro día. Tormentas de lluvia y granizo desde primera hora de la mañana, amenazaban con aguar el día más grande para todos los torrecampeños y devotos de la Virgen de Veredas.
Pero ni el agua ni el frío lograron templar las ganas de Romería y miles de personas se reunieron, una vez más, en el idílico paraje natural que la Virgen de Veredas escogió como morada y acogida de peregrinos desde hace ya más de cinco siglos.
Carabana de coches en día lluvioso y largas colas para intentar acceder al interior del templo fueron calentando el ambiente. La lluvia cruzada obligó a celebrar la Eucaristía, treinta años después, en el interior del Santuario. Imposible acceder dentro. Acabada la misa, el párroco consiliario preguntó si aún llovía. La respuesta negativa condujo un gesto de ¡adelante! por el Presidente de la Hemandad y aplausos de emoción. La procesión se puso en marcha entre vítores y cánticos y la Virgen de Veredas procesionó serena, arropada por sus fieles devotos. La pasión acalorada fue correspondida por un sol radiante, despejando la borrasca, y entregando a los miles de asistentes las riendas de un espléndido día de romería en el que los sentimientos más hondos y arraigados colmaron el Valle del Guadamora de una auténtica lección de hermandad y convivencia en torno a la Virgen de Veredas.
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