Este escudo, labrado en
piedra molinaza, fue hallado entre los escombros del derrumbe de una antigua
vivienda del centro histórico de Torrecampo.
Presenta elementos
propios de finales del siglo XV o principios del siglo XVI, periodo de
transición entre el arte medieval y las nuevas formas renacentistas promovidas
durante el reinado de los Reyes Católicos.
Este testimonio
material, situado en la transición entre el medievo y el Renacimiento, presenta
una iconografía que invita a un doble enfoque interpretativo: ¿es un escudo
nobiliario vinculado a la Orden de Calatrava, o bien un escudo institucional
municipal que expresa la autonomía y poder local?
Esta ambivalencia
refleja la compleja historia de Torrecampo y Los Pedroches, una comarca donde
convergieron distintos poderes —militares, nobiliarios y civiles— y donde las
fronteras simbólicas y jurisdiccionales no siempre eran claras.
La forma y los elementos exteriores del escudo permiten ubicarlo cronológicamente a caballo entre los siglos XV y XVI.
La proporción del campo
heráldico y su diseño se alejan de los patrones medievales, presentando una traza
castellana más armónica y renacentista.
El uso del león
rampante, emblema de poder y vigilancia, se inscribe en una tradición
nobiliaria frecuente, mientras que la cruz de Calatrava sugiere la pertenencia
o vinculación con dicha orden militar-religiosa.
Uno de los rasgos más
llamativos son los tenantes velludos, personajes mitológicos conocidos
como "salvajes" o "hombres del bosque", que se popularizan
como motivo decorativo en la época de los Reyes Católicos.
El lazo o nudo inferior
es otro rasgo identificativo de la estética de los Reyes Católicos, que
solía incluir elementos como cordones, conchas, cadenas o nudos como parte del
lenguaje simbólico del poder. En este contexto, su presencia refuerza la
cronología tardo-gótica o proto-renacentista del conjunto.
El relieve tallado muestra una composición heráldica
clásica con los siguientes elementos:
- Banda
diagonal con un león rampante: símbolo
tradicional de nobleza, valor, fuerza y vigilancia.
- Parte
superior (jefe): cruz en flor de lis de la Orden de Calatrava:
distintivo claro de la influyente orden militar-religiosa que dominó
amplias zonas del sur de Castilla.
- Parte
inferior (punta): castillo donjonado de tres torres:
símbolo heráldico de fortaleza y señorío territorial.
- Dos
tenantes salvajes: figuras antropomórficas
velludas que sostienen el escudo; un motivo decorativo habitual en la
época de los Reyes Católicos, que denota poder y protección.
- Lazo
con nudo ornamental en la parte inferior: detalle
estilístico propio de la estética tardo- gótica y proto-renacentista.
Un deslinde documentado en Toledo el 22 de septiembre de 1189, donde Alfonso VIII delimita los términos concedidos a la Orden de Calatrava, determina la relación de la Orden de Calatrava con el territorio que hoy ocupa Torrecampo:
"...ad caput del
Pinar, et vadit recte ad castellum quod dicitur Murgaval, et sicut vadit ad
Guadamoram, et inde procedit ad caput de los Almadenexos, quod est inter rium
Guadarmes et Guadamora, et descendit a caput del Guixo, quod est super el Villar
de Santa María, in extrema parte del encinar del Pedroch..."
La traducción del texto
sería la siguiente:
"...hasta la
cabecera del Pinar, y de allí va directamente al castillo llamado Murgaval;
desde allí se dirige hacia Guadamora, y luego avanza hacia la cabecera de los
Almadenexos, que está entre los ríos Guadalmez y Guadamora; desciende desde la
cabecera de El Guijo, que está sobre el Villar de Santa María, en el extremo
del encinar de Los Pedroches..."
Como argumentos a favor de esta hipótesis podríamos relacionar los siguientes:
- Cruz
de Calatrava: Su inclusión suele ser exclusiva
de familias o individuos con pertenencia directa o cargos en la Orden
militar-religiosa, que tuvo un papel fundamental en la defensa y repoblación
del sur de Castilla y norte de Andalucía.
Así
se refleja en un documento de 31 de diciembre de 1245, en el Sitio de Jaén en
el que Fernando III da a la Orden de Calatrava y a su maestre Fernando Ordóñez
la villa de Priego de Córdoba para cuando sea conquistada a los musulmanes y el
territorio comprendido entre Mochuelos y el río Guadalmez a cambio de los
castillos de Monfrag, Bélmez, Cuzna y Elada, la torre de Cañete y el territorio
entre el arroyo Guadamora y el río Guadalmez dejando a salvo los derechos y
privilegios del concejo de Córdoba y de los calatravos en Chillón.
- León rampante: Emblema común en linajes castellanos nobiliarios, que representa valor guerrero y fidelidad a la Corona, características propias de las casas nobles con responsabilidades territoriales.
- Castillo
donjonado: Aquel cuya torre central es más alta que las laterales. Representa la posesión de un
señorío o fortaleza, reforzando la dimensión feudal y territorial propia
de la nobleza.
- Tenantes
salvajes: Uso frecuente en escudos
nobiliarios, simbolizan fuerza bruta y protección, vinculados a la
ostentación del poder familiar.
- Contexto
histórico local: Se sabe de la existencia de casas
nobiliarias vinculadas a la Orden, como la familia Fernández de Córdoba,
que pudieron poseer encomiendas o señoríos en la zona.
Según esta interpretación e hipótesis, el escudo pudo pertenecer a una familia noble
vinculada a la Orden de Calatrava, funcionando como símbolo tanto familiar como
de autoridad jurisdiccional. Su complejidad iconográfica refleja la
interrelación de nobleza, órdenes militares y monarquía en la región.
No obstante cabe también la consideración de que pudiera tratarse de un escudo municipal o
institucional.
Los argumentos a favor en favor de esta posibilidad vendrían dados por las siguientes consideraciones:
- Castillo
donjonado: Símbolo habitual en escudos
municipales que representa la fortaleza civil, la jurisdicción local y el
poder de la villa o ayuntamiento.
- León
rampante: Aunque más común en la heráldica
nobiliaria, en contextos municipales puede simbolizar la defensa de la
Corona y la fidelidad de la comunidad local.
- Cruz
de Calatrava: Más que indicio de propiedad
noble, podría reflejar la influencia histórica o el reconocimiento del
dominio de la Orden en el territorio, sin implicar posesión directa.
- Ubicación
original probable: La fachada del antiguo
Ayuntamiento sería un emplazamiento lógico para un escudo institucional
que simbolizara la autonomía y el autogobierno de Torrecampo.
- Estilo
y cronología: El diseño proto-renacentista
encaja con la época en que muchas villas reforzaron su identidad heráldica
para consolidar su estatus municipal.
Así pues, el escudo podría ser un
emblema oficial municipal que integra símbolos de diferentes fuentes de poder:
la Corona (castillo), la Orden (cruz) y la comunidad local (león), reflejando
una identidad híbrida que trasciende el ámbito familiar y representa la autoridad
civil.
La cronología del
escudo de finales del s. XV, coincide con la época en la que Torrecampo se
convierte en villa jurisdiccionalmente independiente.
No deja de ser significativo que en Torrecampo hayan
existido varias Cruces de Calatrava: Una
frente a la ermita de Santiago (trasladada al cementerio y hoy situada junto a
la Iglesia de San Sebastián, otra en la Virgen de Veredas –hoy desaparecida– y
la tercera junto a la ermita de la Virgen de Gracia.
El escudo habría
servido como símbolo visual del concejo, integrando elementos que
remiten tanto a su historia relacionada la Orden de Calatrava, como a su afirmación como villa
autónoma.
Este escudo singular es
un documento visual excepcional que abre una ventana a la compleja historia de
Torrecampo y Los Pedroches. Ya sea un símbolo de un linaje nobiliario con
encomienda de la Orden de Calatrava o un emblema municipal, sintetiza múltiples
fuentes de poder, refleja la riqueza política, social y religiosa de una tierra
en la que convergieron poderes diversos y múltiples identidades.
En definitiva, el
escudo hallado en Torrecampo no es solo una pieza artística de alto valor
estético, sino también un documento visual cargado de significado histórico
y político. Tanto si representa a una familia noble como si fue símbolo del
concejo, encarna la intersección de poderes —militar, nobiliario y
civil— que caracterizó la Baja Edad Media y los albores del Renacimiento en
Andalucía.
Las futuras
investigaciones arqueológicas, archivísticas y estilísticas podrían ayudar a
resolver la duda.
Mientras tanto, este escudo nos invita a reflexionar sobre la historia compleja y silenciosa de pueblos como Torrecampo.
Para la redacción de esta entrada, se han consultado, entre otras, las siguientes fuentes:
- Carpio Dueñas, Juan
Bautista y Martínez Fernández María Dolores. Un caso más de independencia de
una aldea respecto a una villa: Torrecampo.
- Márquez Triguero,
Esteban. Historia de la Villa de Torrecampo.
- Molinero Merchán, Juan Andrés.
Torremilano y Torrefranca: hidalguía y heráldica.
- Ocaña Torrejón, Juan.
Historia de la Villa de Pedroche y su comarca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario