miércoles, 25 de noviembre de 2020

Las zahurdas, exponente de la arquitectura vernácula o tradicional.

Vista general de zahurdas en perfecto estado de conservación.
(T.M. Torrecampo)


La dehesa, antaño fuente de subsistencia para muchas familias, se encuentra salpicada por multitud de edificaciones y construcciones, conservadas con mayor o menor fortuna, que constituyen un verdadero ejemplo y testimonio de arquitectura vernácula tradicional.

La arquitectura tradicional o vernácula es una manifestación, autóctona y recurrente, de la capacidad humana para adaptarse a las condiciones ambientales, a menudo con escasos recursos.
Al mismo tiempo, sus técnicas constructivas se relacionan con la disponibilidad de materiales provenientes del propio terreno donde se asientan las comunidades y con la pericia adquirida por los maestros alarifes o, en muchos casos, los propios moradores de las viviendas, los cuales transmiten sus conocimientos de generación en generación.




Vista frontal de la zahurda.

Este tipo de construcciones refleja, además, las diferentes situaciones socioeconómicas previas a la reconversión agraria de los años sesenta del pasado siglo, existiendo varios modelos constructivos en función del número de cabezas y del poder adquisitivo del titular.
Cortijos, casas, casillas, hornos de leña, corales de ganado, fuentes, abrevaderos, tejares o zahurdas constituyen un patrimonio cultural de primer orden.

A sabiendas de la dificultad de su protección administrativa, por estar mayoritariamente localizados en predios privados, no estaría de más plantearse algún tipo de medida tendente a conservar magníficos testimonios de una cultura no tan lejana y tan genuinamente nuestra.



Detalle de las ahijaderas adinteladas.

Nos centramos en esta ocasión en la zahurda, uno de los elementos de la arquitectura rural tradicional más olvidado. Tomamos como ejemplo esta magnífica zahurda sita en el extraordinario paraje de dehesa por el que se extiende buena parte del término municipal de Torrecampo.

Se trata de una construcción circular destinada a la cría y reproducción del cerdo, en la que se distingue una parte cubierta y una parte al aire libre a modo de corral.

El sistema empleado es el de la piedra seca, declarado, por cierto, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. 

El material utilizado es fundamentalmente la piedra "del país", empleándose el granito para dinteles y jambas de los accesos, tanto de las puertas principal y accesorias como las de las ahijaderas o parideras.


Ejemplo de zahurda con cubierta vegetal.

Originariamente, la techumbre, falsa cúpula, se construía a base de material vegetal como la encina, retama, hiniesta,... que bien trenzadas constituían otra verdadera obra de arte. Una capa de estiércol y barro sobre la cubierta constituía un perfecto aislante. Tal cubierta vegetal era sustituida anualmente para evitar infecciones.



Bóveda de cañón a base de ladrillo de barro cocido.

En época más reciente, la cubierta vegetal fue sustituida por bóvedas de cañón a base de ladrillo cocido y techado con teja, en muchos casos, teja y ladrillo, procedentes de un tejar no muy lejano. 
La edificación en falsa cúpula o en bóveda de cañón y la planta circular obedecen a la función prioritaria de las zahúrdas como parideras, por lo que es fundamental acumular calor y evitar, por tanto, la pérdida masiva de temperatura.


Zahurda de piedra inclinada que
recuerda a construcciones mucho más antiguas(1)

Detalle interior de la  cubierta con 
lastras de piedra(2)


Existen, además, un buen número de zahurdas, por ser de condición y construcción más humilde,  y mucho más antiguas, construidas también mediante el sistema de piedra seca inclinada, creando una sensación de falsa bóveda y cubierta mediante largas y pesadas lastras de piedra, a las que se añadirá barro encima para evitar tanto que se filtre el agua como para mantener la temperatura. 
Este tipo de construcciones se asemeja a edificios de varios siglos de antigüedad, que en este supuesto no resulta difícil retrotraer a más de doscientos años.
Sin duda, la evolución de la especie porcina, derivando a la crianza de animarles mucho más corpulentos en nuestros días,  ha contribuido a la propia evolución y adaptación de las zahurdas originales. 




Vista frontal de horno de leña circular,
adosado al cortijo o casa principal 
y restos del corral para el ganado.


Las zahurdas formaban parte de un "complejo" o conjunto más amplio. Así en un lugar lo suficientemente separado para evitar olores, se situaban el cortijo o casilla de los dueños, cortejada por un corralón de piedra para el ganado ovino, principalmente y el horno para cocer pan y perrunas(más recientemente).

Más apartada de la construcción principal y más cercana a la zahurda, se situaba la choza del porquero, de dimensiones más reducidas y con menos comodidades. En no pocas ocasiones se decía aquello de que vivían mejor los puercos que el porquero.

Con esta entrada sólo pretendemos aportar nuestro granito de arena sobre este extraordinario patrimonio material y concienciar a la ciudadanía ,considerando que es obligación de todos su conservación y divulgación. 
 

Nota: todas las fotos han sido realizadas por Juan José Ortega y tomadas de RRSS.
1 y 2, material cedido por Sebastián Ortega.

2 comentarios:

Paco Muñoz dijo...

Interesante descripción de ese tip ode zahurda. En los alrededores de Córdoba había y hay algunas que son de otro tipo no tan peculiar como el del artículo. Muchas gracias. Un saludo

corduba dijo...

Buenas.
Paco, dónde se encuentran?.
Gracias.