lunes, 13 de octubre de 2025

La carretera de Puerto Mochuelo, una reivindicación olvidada para una comarca aislada.


Restos del puente romano sobre el Río Guadalmez.

A orillas del río Guadalmez, entre sierras y dehesas, reposan los restos de un antiguo puente romano que durante siglos sirvió de paso esencial entre Andalucía y la Meseta. Por allí discurría una vía romana y, más tarde, el Camino Real de Andalucía a Toledo: la ruta natural, directa y más corta para comunicar el valle del Guadalquivir con el corazón de la Península Ibérica.

Aquel puente, de piedra y de imponente fábrica a juzgar por los restos que aún desafían el tiempo, fue destruido por una riada en el siglo XVII. Desde entonces, su ruina se convirtió en símbolo de una incomunicación secular que aún hoy persiste.


Restos del puente romano sobre el Río Guadalmez.

Ya en el siglo XVIII se reconocía la importancia estratégica de este paso. En un informe fechado el 22 de febrero de 1785, Luis de Herrera, corregidor cesante de Los Pedroches, describía la precaria situación de las Siete Villas y la necesidad urgente de reconstruir el puente sobre el Guadalmez. Decía así:

“Entonces será aún más sensible la notabilísima falta que hace el arruinado puente que había sobre el caudaloso en el invierno río Guadalmez en la inmediación a la villa de Torrecampo, que facilitaba la conducción de los tabacos de Sevilla a la Corte, el comercio y comunicación de estos pueblos y el paso de cuantos transitan de Andalucía, señaladamente del Reino de Sevilla y gran parte del de Córdoba a Castilla.”


                                                          Mapa del Reino y Obispado de Córdoba de 1797,donde se aprecia 

la vital importancia para Los Pedroches del Camino Real  hacia su paso por Puerto Mochuelo.

 

El propio corregidor relataba cómo ya en 1773 las Siete Villas habían solicitado al Consejo la reedificación del puente, por su utilidad para toda la región, sin que la petición tuviera efecto por no haberse acompañado de los planos y presupuesto requeridos. Más de dos siglos después, en 1983, se construyó finalmente un puente moderno sobre el Guadalmez, paliando parcialmente la incomunicación que arrastraba la comarca desde el Antiguo Régimen.


Restos del puente romano sobre el Río Guadalmez.

Sin embargo, la deuda histórica no está saldada. Hoy, en pleno siglo XXI, el tramo de carretera que une el Guadalmez con la N-420, paso obligado hacia el norte peninsular por Puerto Mochuelo, continúa en un estado deficiente, con trazado estrecho, firme deteriorado y sin condiciones adecuadas para el tráfico que soporta.

Esa vía —la ruta natural de comunicación entre Los Pedroches y el centro peninsular— sigue sin contar con la consideración que merece dentro de la red nacional de carreteras. Su mejora y conversión en una vía de alta capacidad permitirían enlazar directamente la autovía A-43 (a la altura de Puertollano) con la N-432 (Badajoz-Granada), abriendo un eje estratégico que uniría el norte y el sur de España y daría a la comarca el papel logístico que históricamente le correspondió.

No se trata sólo de una cuestión de infraestructuras, sino de justicia territorial. Desde el siglo XVIII, los habitantes de Los Pedroches vienen reclamando una comunicación digna con el resto de la Península. Tres siglos después, los restos del puente romano sobre el Guadalmez parecen seguir clamando lo mismo: que se restablezca la vía que un día hizo de Torrecampo y Los Pedroches un punto neurálgico del tránsito entre Andalucía y Castilla.

Urge, por tanto, una acción conjunta de los municipios de la comarca, de las administraciones provinciales y autonómicas, para reclamar que este tramo se incorpore a la Red Nacional de Carreteras, cumpliendo así una aspiración tan antigua como justa.

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