TRASLADO DEL SANTUARIO A TORRECAMPO
Vista del interior del Santuario desde primera hora de la tarde.
La Virgen de Veredas deja su ermita para dirigirse a su pueblo.
Veredas camina con Torrecampo
Con la sierra al fondo
Un alto en el camino.
Espectacular imagen con los rayos del sol a la caída del día.
Niños y promesas.
Camino alegre.
En los pozos del "prao".
Llegando al pueblo.
La Virgen de Veredas entra a Torrecampo
Marea humana en la calle Santiago
Levantá a las puertas del Ayuntamiento
Entrando a la Plaza de la Iglesia
En la Iglesia de San Sebastián.
Como en casa.
El pasado viernes 19 de junio, el pueblo de Torrecampo vivió una peculiar jornada romera. Poco importó el día, la fecha o la calor. La Virgen de Veredas acaparó la atención de todos los vecinos. Y no era para menos. La patrona de Torrecampo volvía a visitar su pueblo y su gente veinte años después, desde que lo hiciera en abril de 1.995 con motivo de su Coronación Canónica.
Desde primera hora de la tarde el santuario comenzó a llenarse de personas, unos para ocupar sitio en las bancas para la misa y otros para sacar sobre sus hombros a la Torrecampeña Mayor camino de Torrecampo.
Fue un acto sencillo, pero lleno de emoción y auténtico fervor mariano, rebosante de esa alegría y devoción plena que los torrecampeños tienen para con su Virgen de Veredas Coronada.
Unas trescientas personas comenzaron el camino de los caminos, donde las lecciones de hermandad y hondos y arraigados sentimientos aliviaron por completo la elevada temperatura y la sequedad del camino. Quien quiso la llevó sobre sus hombros. Cánticos, vivas, salves, rezos y promesas se sucedieron durante el trayecto de los cerca de siete kilómetros que separaran Torrecampo del santuario de Las Veredas.
Si alegre y emotivo fue el camino , la entrada al pueblo fue, sencilla y llanamente, triunfal. Cientos de torrecampeños más se sumaron el los "pozos del prao" y otros tantos más a la entrada del pueblo por la calle Santiago, especialmente impedidos y personas mayores y niños. Una marea humana bajaba la calle en dirección a la iglesia de San Sebastián en medio de una gran alegría y alboroto, de risas y lágrimas, de cánticos y repique de campanas. En la retina de todos los torrecampeños quedó grabada la imagen de la Virgen de Veredas entrando en el templo mayor cerca ya de la medianoche, donde permanecerá hasta el viernes 26 de junio.
SALIDA PROCESIONAL EXTRAORDINARIA
La Virgen de Veredas con la torre de San Sebastián al fondo.
Todos los estandartes de las distintas hermandades
y cofradías acompañaron la procesión.
Alcalde y Junta de Gobierno de la Hermandad
de María Santísima de las Veredas Coronada.
La Virgen de Veredas recorre las calles de Torrecampo
a hombros de decenas de devotos.
Si la alegría y la emoción caracterizó la jornada del viernes, sin lugar a dudas, fue la absoluta solemnidad con la que la Virgen de Veredas procesionó de forma extraordinaria por las calles de Torrecampo la que marcó la jornada del domingo.
Pasadas las 21:30 horas y bajo amenaza de aguacero, la Virgen de Veredas comenzó su recorrido procesional por las calles torrecampeñas, engalanadas para la ocasión con sencillas y hermosas colgaduras blancas y lazos azules, como ya ocurriera hace 20 años con motivo de su Coronación Canónica. Abría el cortejo la Cruz de Guía, acompañada de cuatro ciriales, detrás de la cual desfilaron los estandartes y juntas de gobiernos de las distintas hermandades y cofradías torrecampeñas.
Detrás, los hermanos y hermanas de luz, autoridades y junta de gobierno de la Hermandad de la Virgen de Veredas. A continuación la patrona de Torrecampo a hombros de decenas de devotos, con el capataz al frente;cerraba el cortejo la Agrupación Musical "Guadamora".
Durante todo el recorrido reinó un total y absoluto respeto y una asombrosa solemnidad, acentuada por los magníficos sones de nuestra banda. Todo el pueblo con su patrona. Emocionante fue ver la mirada de enfermos y personas mayores así como el asombro de los niños. Casas abiertas de par en par y calles repletas de gente. Justo antes de entrar de nuevo a la Iglesia un silencio sepulcral invadió la plaza. Vivas a nuestra Madre y Patrona decididos y serios, solemnes, tan solo acompañados por el crujir de los largos varales que soportan el templete de la Virgen de Veredas.
Una vez más el pueblo de Torrecampo demostró su profunda y arraigada devoción para con su Virgen de Veredas, la misma devoción que hace más de 20 años hizo otorgar a nuestra patrona la distinción de la Coronación Canónica.